Deportivamente infructuosa
Desde pequeña mis papás quisieron inculcarme el amor por algún deporte, el que fuera, por eso mismo estuve en clases de tenis, en las que sacaba las pelotas de la cancha y del club, porque la malla queda directamente contra la calle, so las pelotas se perdían y por ende el profesor se ponía furioso, pero contrario a lo que habría hecho cualquier niño de 5 años no me molestaba que me regañaba si no que al contrario muy dentro de mi disfrutaba el hecho de emputarlo, sí tienen toda la razón y desde ese entonces empezaba a desarrollar eso.
Luego, mis papás al ver que definitivamente en el tenis no funcioné, me metieron en una escuela de baloncesto y un día estando en uno de los ejercicios de clase tenía que llevar el balón de un lado a otro y un niño venía corriendo en sentido contrario a mi y no sé (créanme que no lo entiendo aún) pero viendo que nos íbamos a chocar, pero ninguno de los dos se corrió, resultado una ceja abierta, 3 puntos en la ceja derecha, cicatriz permanente.
Ellos (hablo de mis papás, para que no se pierdan) no se daban por vencidos, entonces escucharon de la liga de patinaje, entonces intentaron nuevamente, inicialmente patiné con los típicos CHICAGO azules con rayitas de colores, luego el nivel competitivo exigía los profesionales y no sé bajo qué convicción, pero decidieron invertir en ellos con tal de que yo practicara el patinaje... fue deli, realmente esa época si me gustó, como todo con altibajos pero creo que finalmente fueron buenos los recuerdos que me quedaron. Dejé de patinar, porque a mi hermana le empezó a ir mejor que a mi, ella ganaba medallas en la categoría de ella cuando patinaba y yo no, entonces ahhgg era una mamera estar sometido a la comparación de los papás, además los entrenamientos eran casi que exclavizantes, pues eran de lunes a viernes de 6 p.m a 10 p.m y los sábado y algunos domingos de 8 a 12.
Después de todos aquellos intentos, se dieron cuenta que lo que realmente me invadía era una enorme pereza, Sergio si lo decía, pero no le paraban muchas bolas, luego empezaron a notar que cuando me tenía que levantar lo hacía de lado, para evitar el ejercicio abdominal y cosas así, so, me dejaron de molestar totalmente.
Después de años de no hacer nada, este último año en el que tengo medio tiempo libre decidí empezar de nuevo a hacer algo, esta vez por iniciativa totalmente propia, nadie me estaba coaccionando ni nada, empecé saliendo a trotar con Shivi, pero no nos funcionó casi porque terminabamos vitrineando con ropa de gimnasio. Entonces decidí inscribirme en un gimnasio hace algún tiempo y actualmente estoy adolorida hasta el pelo... ahh pero esi si la sensación es una delicia :)